Gustavo "Gus" Aguayo

Gustavo Aguayo, age 52, of Firestone, Colorado, passed away peacefully at home on Friday, August 1, 2025, after a long and courageous battle with colon cancer. He was surrounded by his loving family. Just as he had surrounded them with love, strength, and unwavering devotion his entire life.

Born on December 27, 1972, in Durango, Mexico, Gustavo was the beloved son of Ernesto and Imelda Aguayo. He later moved to Chicago, Illinois, where he spent much of his life and met the love of his life, Martha Martinez. Together, Gustavo and Martha built a life grounded in faith and family. They eventually moved to Colorado to raise their three daughters, creating a home filled with love, warmth, and lasting memories.

Gustavo, known lovingly as Gus, was the most humble and selfless man. Always willing to lend a helping hand, even if it meant putting others before himself, he never asked for anything in return. His quiet strength, warmth, and humility touched everyone he met. He made people feel like family, welcomed, valued, and truly cared for. Gus formed countless meaningful relationships throughout his life, and to know him was to feel deeply loved.

He was a true example of what it means to be a man, a father, a son, and a brother. He led with love, stood with integrity, and gave with a full heart.

Above all, Gustavo was a man of deep faith. He always put God first and trusted in Him completely, even in the most difficult times. During his battle with cancer, he never questioned or blamed God. Instead, he leaned into his faith, praying daily and finding strength in his relationship with the Lord. His unwavering trust in God was an inspiration to everyone around him and a powerful example of grace and peace in the face of adversity.

A devoted husband, father, son, and friend, Gustavo worked incredibly hard to support and provide for his loved ones. His family was his everything. Every sacrifice he made, he did with love. He taught by example, living with compassion, integrity, and unshakable faith.

Gustavo found joy in life’s simple moments. He loved grilling and gathering around good food with his family. He enjoyed spending time in the mountains, watching football, gardening, fishing, and playing golf. His happiest moments were always those spent surrounded by the people he loved most.

Gustavo’s life was a beautiful reflection of humility, generosity, faith, and love. Though our hearts ache, we are grateful for the time we had with him and for the legacy he leaves behind, a legacy rooted in God, family, hard work, and a life well-lived.

He is survived by his loving wife Martha; his daughters Yesenia, Isabel, and Samantha, as well as Jasmin, whom he helped raise and loved as his own. He is also survived by his mother, Imelda Aguayo; his sister, Maria; and his brothers, Louis, Ernesto, Freddie, and Manuel. He leaves behind his beloved grandchildren, Elena, Arlo, and Koa, whom he loved with all his heart, and his many nieces and nephews, whom he cared for so deeply.

En Memoria de Gustavo Aguayo 27 de diciembre de 1972 – 1 de agosto de 2025 52 años | Firestone, Colorado

Gustavo Aguayo, de 52 años, de Firestone, Colorado, falleció pacíficamente en su hogar el viernes 1 de agosto de 2025, después de una valiente y larga batalla contra el cáncer de colon. Estuvo rodeado de su querida familia, así como él los rodeó con amor, fortaleza y una devoción inquebrantable durante toda su vida.

Nació el 27 de diciembre de 1972 en José María Morelos El Oro Durango, México, y fue el amado hijo de Ernesto e Imelda Aguayo. Más adelante se mudó a Chicago, Illinois, donde pasó gran parte de su vida y conoció al amor de su vida, Martha Martínez. Juntos, Gustavo y Martha construyeron una vida basada en la fe y la familia. Eventualmente se mudaron a Colorado para criar a sus tres hijas, creando un hogar lleno de amor, calidez y recuerdos inolvidables.

Gustavo, conocido cariñosamente como Gus, fue un hombre increíblemente humilde y generoso. Siempre dispuesto a ayudar a los demás, incluso si eso significaba sacrificarse él mismo, nunca pidió nada a cambio. Su fortaleza silenciosa, su calidez y su humildad dejaron huella en todos los que lo conocieron. Hacía sentir a todos como parte de su familia, acogidos, valorados y profundamente queridos. A lo largo de su vida formó innumerables relaciones significativas; conocerlo era sentirse amado de verdad.

Fue un verdadero ejemplo de lo que significa ser un hombre, un padre, un hijo y un hermano. Vivía con amor, actuaba con integridad y daba con el corazón lleno.

Por encima de todo, Gustavo fue un hombre de profunda fe. Siempre puso a Dios en primer lugar y confió plenamente en Él, incluso en los momentos más difíciles. Durante su batalla contra el cáncer, jamás culpó ni cuestionó a Dios. Al contrario, se aferró a su fe, oraba todos los días y encontraba fortaleza en su relación con Dios. Su confianza inquebrantable en Dios fue una inspiración para todos a su alrededor y un poderoso ejemplo de gracia y paz frente a la adversidad.

Gustavo fue un esposo, padre, hijo y amigo devoto. Trabajó incansablemente para apoyar y proveer para su familia. Su familia lo fue todo para él. Cada sacrificio lo hizo con amor. Enseñaba con el ejemplo, viviendo con compasión, integridad y una fe firme.

Gustavo encontraba alegría en los momentos sencillos de la vida. Le encantaba hacer carne asadas y reunirse con su familia alrededor de la comida. Disfrutaba pasar tiempo en las montañas, ver fútbol americano,Basketball,  cuidar su jardín, ir a pescar y jugar golf. Sus momentos más felices siempre eran al lado de las personas que más amaba.

La vida de Gustavo fue un hermoso reflejo de humildad, generosidad, fe y amor. Aunque nuestros corazones duelen, estamos agradecidos por el tiempo que compartimos con él y por el legado que deja atrás, un legado arraigado en Dios, la familia, el trabajo duro y una vida bien vivida.

Le sobreviven su amada esposa, Martha; sus hijas Yesenia, Isabel y Samantha, así como Jasmin, a quien ayudó a criar y amó como a una hija. También le sobreviven su suegra Margarita Martinez, su Madre, Imelda Delgado de Aguayo; su hermana, María De Los Angeles; y sus hermanos Luis, Ernesto, Freddie y Manuel. Deja a sus adorados nietos, Elena, Arlo y Koa, quienes fueron el amor de su vida, además de muchas sobrinas y sobrinos a quienes cuidó y amó profundamente.